viernes, 26 de noviembre de 2010

La investigación tendrá como objetivo comprobar la seguridad de esta terapia, basada en la inyección de células madre en el cerebro

La investigación tendrá como objetivo comprobar la seguridad de esta terapia, basada en la inyección de células madre en el cerebro

 

Científicos del Instituto de Neurociencia y Psicología de la Universidad de Glasgow (Reino Unido), en colaboración con la compañía biotecnológica ReNeuron, han puesto en marcha un estudio que utilizará, por primera vez en el mundo, células madre neuronales procedentes de fetos para intentar reparar las partes dañadas tras un infarto cerebral en humanos.
 
La investigación, en fase I, contará con la participación de 12 pacientes escoceses y tendrá como objetivo comprobar la seguridad de esta terapia, basada en la inyección de células madre en el cerebro, y comprobar si es capaz de regenerar las funciones físicas y psíquicas de las áreas dañadas en los pacientes afectados por un infarto cerebral isquémico.
Keith Mur, investigador principal del ensayo, ha explicado este martes que la intervención en el primer paciente, un hombre de 60 años, ha ido bien y ya ha sido dado de alta del hospital. "Ahora será monitorizado exhaustivamente durante dos años, al igual que los otros participantes en el estudio" que han sufrido un infarto de este tipo entre 6 y 24 meses antes de recibir la terapia, ha señalado Mur.
La naturaleza del procedimiento y las características de las células manejadas en ReNeuron hacen que los pacientes del estudio no necesiten tomar fármacos inmunosupresores después de recibir el tratamiento. En concreto, se han utilizado células madre derivadas de fetos humanos, en lugar de embrionarias, que ya se están probando en otras patologías de difícil tratamiento como las lesiones medulares.
"Esperamos que en un futuro próximo podamos comenzar estudios más grandes en los que se determinen los efectos de las células madre en los daños generados por los infartos cerebrales", ha añadido el investigador principal del estudio. En un principio, las células madre fetales no tienen la misma flexibilidad para transformarse en diferentes tipos de tejidos que las embrionarias.
Optimismo con cautela
Por este motivo, los científicos subrayan que es importante ser "cautos" ante las expectativas de una cura "milagrosa" y en poco tiempo de miles de pacientes afectados por este tipo de infarto, provocado por el bloqueo del riego sanguíneo en el cerebro.
"Este ensayo requerirá de extensa pruebas de eficacia y seguridad, aunque no significa que se pueda albergar cierto optimismo cautelar", indica el profesor de Genética de la Universidad de Kent (Reino Unido) Darren Griffin.
Si el primer estudio tiene éxito, los investigadores escoceses tienen previsto acelerar el desarrollo clínico de la terapia con ensayos a largo plazo, enfocados inicialmente a pacientes afectados por infartos más severos. Los accidentes cerebrales son la tercera causa de muerte y la primera de discapacidad en los países desarrollados.

"Todas las enfermedades están relacionadas con la genética"

 

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"Todas las enfermedades están relacionadas con la genética"

 

HUESCA.- Los biobancos, entidades muy valiosas para nuestro bienestar pero poco conocidas por la sociedad, custodian todo tipo de tejidos, entre los que se incluyen muestras de ADN.

De este último banco, el Banco Nacional de ADN, habló ayer en Huesca Andrés García Montero, coordinador técnico del Banco Nacional de ADN y doctor en Biología, en una conferencia que abrió el ciclo "Los otros bancos", organizado por el Centro Cultural Ibercaja.

"Los biobancos facilitan la investigación biomédica en general, ayudan a conseguir un número suficientemente grande de muestras para poder desarrollar proyectos. Sin su ayuda, muy pocos grupos de investigación podrían conseguir un número de muestras aceptable para llevarlos a cabo. Los biobancos recogen muestras de muchos grupos clínicos y las ponen a disposición de cualquier investigador que las necesite", explicó García Montoro.

Creación del Banco de ADN

En esta entidad, nacida en 2004 gracias a la firma de un convenio entre la Fundación Genoma España, impulsora del proyecto, la Junta de Castilla y León y la Universidad de Salamanca, se almacena además de ADN, plasma, células, líneas celulares establecidas y otro tipo de muestras.

Su constitución coincidió con el creciente interés de la comunidad científica por los estudios genéticos, y desde entonces hasta hoy se han logrado almacenar un total de 32.000 muestras de distintos pacientes que corresponden a treinta enfermedades, además de otras de personas sanas con el fin de comparar los patrones. Además, Andrés García apunta que ya se han distribuido más de 45.000 muestras destinadas a diversos proyectos de investigación. Las muestras pertenecen a diferentes tipos de cáncer, enfermedades metabólicas como la diabetes o la obesidad, enfermedades cardiovasculares, neuropsiquiátricas, autoinmunes como la artritis reumatoide, el lupus o la enfermedad de crohn, las relacionadas con la reumatología como la fibromialgia y otras más raras como la mastositosis.

"En principio, todas las enfermedades están relacionadas con la genética. Unas en mayor medida porque se conoce que existe un gen que es el causante, las llamadas de transmisión familiar, y en la mayoría se sabe que influyen un número de genes muy grande, aunque no se sabe cuáles son exactamente", detalló el biólogo, para agregar a continuación que gracias a estas muestras se están desarrollando más de cincuenta proyectos diferentes, dos de ellos internacionales: el proyecto de los mil genomas y el proyecto internacional en cáncer, en el que España se encarga de secuenciar de forma completa la leucemia linfática crónica.

Los donantes de ADN siempre son voluntarios y pertenecen a grupos clínicos determinados. El médico es el que tiene que ofrecer al paciente la oportunidad de colaborar con el banco. "Lo más valioso de las muestras que se recogen no es la muestra en sí, si no la información clínica que se asocia con esa muestra", aclaró el experto, y agregó que lo más importante es que los posibles donantes conozcan cuál es la importancia de los biobancos para que en el momento de que un médico les ofrezca la posibilidad de recoger una muestra para utilizarla en investigación, sean conscientes de su importancia.

Andrés García también opinó sobre el ciclo de conferencias que organiza el Centro Cultural Ibercaja, y que calificó de "fundamental" para que toda la sociedad conozca qué es la investigación y cómo pueden ayudar a su desarrollo. "Creo que muchas veces los científicos no se preocupan los suficiente por darse a conocer, y eso es una pena", recalcó.

La felicidad es hereditaria genéticamente

 

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Puede que no tengamos la más remota idea de la estructura del ADN y que mitocondria nos suene sólo a palabra que usan en 'CSI', pero, de una manera u otra, todos acabamos hablando de genética bastante a menudo. A nuestro nivel, claro: comentarios como que alguien ha sacado las enormes orejas de su abuelo o que una familia parece propensa a alguna enfermedad. La periodista Inés García-Albi se dio cuenta de ese interés básico y cotidiano por las leyes de la herencia cuando empezó a compartir su vida con Marcos Isamat, doctor en Genética y Biología Molecular: de pronto, amigos que parecían ajenos a toda inquietud científica recurrían a ese experto que tenían tan a mano, para consultarle sobre el déficit de atención de un hijo, la amniocentesis a la que iban a someterse o, eterna pregunta, hasta qué punto el cáncer proyecta una sombra sobre el futuro de los descendientes.
También ella aprovechaba la cercanía de ese genetista de cabecera, que además presentaba la ventaja de ser claro y paciente en sus explicaciones. Tuvieron un hijo, tuvieron otro, y salieron bastante distintos: al cuestionar la razón de esa diferencia, Inés planteó sin saberlo uno de los interrogantes básicos de esta disciplina. Una noche, después de cenar con una tía lejana y comprobar su parecido casi sobrenatural con la madre de Marcos, la periodista decidió que ya era hora de organizar su curiosidad de manera más sistemática: el resultado es un libro titulado '¿Por qué mi hijo se parece a su abuela?', un diálogo en el que ella pregunta y Marcos responde, con bastante sentido del humor y la condición -durísima para un científico- de dejar a un lado eso que ellos llaman nomenclatura y que los demás solemos denominar jerga.
«Yo soy de letras y me pasa lo mismo que a muchos en este país, donde parece que la ciencia no entra en la cultura general -admite Inés-. Mucha gente se echa las manos a la cabeza porque algunos jóvenes no saben quién es Shakespeare, pero nadie se escandaliza si no tienes ni idea de quién es Morgan o de por qué Ramón y Cajal ganó el Nobel. En el libro se explica lo básico, esa noción que debe tener todo el mundo porque hoy está en la vida de todos». Antes de seguir, no se alarmen: Thomas Hunt Morgan fue un embriólogo estadounidense que demostró que los genes residen en cromosomas y que los cromosomas son el vehículo de la herencia, además de establecer la mosca de la fruta como modelo de estudio animal en la genética contemporánea, mientras que Ramón y Cajal fue reconocido por sus trabajos sobre las células nerviosas. Disimulen, que no se ha notado.
A lo largo del volumen van apareciendo consideraciones muy curiosas: Marcos nos recuerda, por ejemplo, que alguien puede tener ocho apellidos vascos, sin que eso descarte que sus ocho tatarabuelas fuesen etíopes, o nos descubre el interés científico por el genoma de los argentinos, en el que se ha integrado material de orígenes muy diversos en muy poco tiempo, incluido un 3% de raza negra que suele sorprender a los propios habitantes del país. Pero el propósito fundamental consiste en brindar de forma clara los conocimientos fundamentales sobre genética. ¿Qué deberíamos saber para no tener que confesarnos analfabetos en la materia? «A estas alturas tendría que estar claro qué es un gen, cómo está escrito y cómo se descodifica -responde Marcos, mientras un escalofrío de vergüenza recorre la espalda de su oyente menos preparado-. Que la expresión de ese gen produce una proteína y que no todos los genes se expresan a la vez: unos tienen que hacerlo en un momento dado del desarrollo embrionario; otros, después de haber ingerido comida o haber recibido luz solar... Eso quizá sería lo más básico. Todo el mundo debería saber que tenemos 46 cromosomas. Y mucha gente no es capaz a estas alturas de situar el gen dentro de un cromosoma, ni sabe qué significa el genoma».
Marcos e Inés emplean en el libro una metáfora muy útil: si vemos el genoma como una enciclopedia, el cromosoma equivaldría al tomo y el gen sería cada palabra. A menudo, los profanos olvidamos que la genética habla de cosas materiales, con peso y tamaño: «Es cierto, existe esa sensación de que el gen es algo etéreo, y no: se trata de una cosa física que está en todas y cada una de nuestras células y es la base de toda la vida, desde los virus hasta las ballenas». Tampoco solemos reparar en que, cuando hablamos de heredar rasgos como la facilidad para aprender idiomas, nos referimos también a algo físico, tan elemental como lo grande o pequeña que tenemos una parte del cuerpo: «Está claro que, igual que hay variaciones en la forma de la nariz y las orejas o en el color de la piel y los ojos, ciertos dispositivos del cerebro tienen la misma variabilidad y heredabilidad. Cuanto más extensa sea el área lingüística, más conexiones puedes tener en ella. Eso sí, aunque heredes un área muy grande, luego tienes que rellenarla».
Odio a la gimnasia
¿A un genetista también le sorprende reconocerse en su prole? «Hay algunos momentos: mi hijo, un día, se levanta y dice que no quiere ir a gimnasia. Y yo pienso: vaya, yo también lo decía y nunca se lo he contado. O está su forma de dormir: puede meterse en la cama a las nueve de la noche y despertarse a las diez de la mañana, cosa que a mí también me pasa y que en Inés sería imposible», repasa Marcos. Habla, por supuesto, de su hijo mayor, Fabián, porque el pequeño, Mateo, es completamente distinto y más parecido a la madre. Pero el especialista subraya que esa disparidad es natural: «Es cierto que existen familias con un físico casi clónico, pero a lo mejor en la forma de ser no se parecen en nada. Estamos hechos de muchas cosas y nos fijamos sólo en pequeños rasgos. Es una herencia de 25.000 genes a la vez y las combinaciones son muchísimas».
Dentro de ese legado está la propensión a padecer algunas enfermedades. Las hay producidas por un solo gen, como la hemofilia o el síndrome X frágil, pero la mayoría son poligénicas y están muy influidas por el entorno: «A lo mejor tienes una mayor predisposición al colesterol, pero puedes controlar la dieta o empezar a tratarte veinte años antes. No todo el mundo responde a la gripe igual, eso también depende de los genes. Y un mismo impacto puede romper la tibia de una persona y no la de otra. En estas enfermedades, la predicción de tu probabilidad es mucho más compleja». Está, finalmente, el cáncer, genético pero no hereditario, excepto en algunas variedades donde sí existe una predisposición familiar. Los avances en la aplicación de la genética darán lugar a una medicina cada vez más personalizada y centrada en la predicción, en tomar la delantera a la enfermedad. Y viviremos más: «La longevidad está programada en nuestro genoma, se conoce la base molecular de ese envejecimiento y hay ratones, mamíferos como nosotros, a los que les han alargado la vida un 40% -resume Marcos-. En longevidad humana se suele hablar de tribus y etnias de centenarios y siempre se mira lo que comen, pero ya puedes comer eso mismo, que si tu programa es más corto...».

El futuro, en manos de los biotecnólogos

 

Se dice que es la carrera del futuro por los avances tecnológicos que trae consigo, para bienestar de la raza humana. La biotecnología tiene un sinnúmero de aplicaciones. A través de la intervención genética logra progresos en el rendimiento de los cultivos, dando más alimento por menos recursos, en la eliminación de plagas, en la reducción del uso de pesticidas que impactan en el medio ambiente, en el desarrollo de nuevos materiales y el mejoramiento de los alimentos, entre muchos otros.

La Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia se remonta a 1912, cuando se crea la UNT. Es una de las más antiguas. Además de Bioquímica, Química y Farmacia se enseña Biotecnología.

La aplicación más difundida de la biotecnología es el uso de microorganismos alterados genéticamente para producir sustancias como la insulina o algunos antibióticos. El lanzamiento comercial de la insulina recombinada en 1982 marcó un hito en la evolución de la especialidad. El profesional también aplica sus conocimientos para la producción de bienes y servicios.

 PRINCIPIOS DE LA GENETICA

 

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Identifican tres nuevos genes que predisponen a padecer esclerosis sistémica

 

 

MADRID, 15 Nov. (EUROPA PRESS) -

   Un equipo internacional, en el que han participado reumatólogos españoles, ha identificado tres nuevos genes (IRF8, GRB10 y SOX5) asociados a las manifestaciones clínicas la esclerosis sistémica, también conocida como esclerodermia.

   "Se han estudiado más de 5.000 pacientes con escleroderma aplicando una nueva tecnología que permite analizar variaciones genéticas de todo el genoma, es decir, 500.000 marcadores por individuo", explica Javier Martín, especialista del Instituto de Parasitología y Biomedicina López Neyra de Granada perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

   Para Martín, que también es uno de los coautores del estudio 'Asociación genómica de las características clínicas de la esclerosis sistémica para identificar nuevas variantes de riesgo de la enfermedad', recientemente presentado en el congreso anual del 'American College of Rheumatology' en Atlanta (EE.UU.), "la herencia genética es determinante en la esclerosis sistémica".

   "En un estudio anterior -publicado en 'Nature Genetics' este mismo año- ya pudimos identificar genes asociados de forma global con la enfermedad. Y en este estudio hemos dado un paso adelante identificando genes específicos de las diferentes formas clínicas de la esclerosis sistémica", indica el especialista.

   La esclerosis sistémica es una enfermedad reumática que afecta sobre todo a la piel provocando que se ponga rígida y dura, aunque también pueden verse dañados otros órganos como el corazón, los pulmones, el intestino o los riñones. Pese a que puede aparecer en cualquier momento de la vida, es más habitual en mujeres de mediana edad, a partir de los 45 años.

   Concretamente y tal y como afirma Martín "en nuestro país cada año se diagnostica un nuevo caso por cada 100.000 habitantes. Para los pacientes, este estudio supone saber que hay investigadores clínicos y básicos que están trabajando para conocer mejor su enfermedad y para poder establecer mejores herramientas para el diagnóstico y el tratamiento".

   En la realización de este estudio han colaborado científicos de nueve países europeos, entre ellos España, y Estados Unidos. Cada nueva investigación acerca más a los expertos a que conozcan las causas de la enfermedad. "Es un largo camino, ya que debemos tener en cuenta que además de los factores genéticos también existen factores ambientales, infecciones, etc. que influyen en el desarrollo de la esclerosis sistémica. De hecho, la interacción de la genética con el medio ambiente es lo que está detrás de la aparición de la enfermedad", afirma Martín.

NUEVAS VÍAS DE INVESTIGACIÓN

   Las investigaciones genéticas se centran en descifrar genes de riesgo. "Existen también variantes genéticas de protección a la enfermedad. En general, buscamos siempre genes de riesgo, y con las nuevas tecnologías de secuenciación masiva se podrá obtener una información genética completa y definir mejor la base genética de las enfermedades", afirma Martín.

   La genética también ayuda a abrir nuevas vías de investigación y a poder identificar nuevas dianas terapéuticas a medio-largo plazo. "Vislumbramos un futuro apasionante. Estamos dando los primeros pasos hacia la medicina personalizada, aunque son necesarios estudios más complejos que abarquen diferentes disciplinas científicas, como la genética, inmunología, epidemiología, bioquímica, biología molecular o farmacología, entre otras, siempre en colaboración con los investigadores clínicos", concluye el experto.

 

Cabanillas: «La genética, el azar y el ambiente influyen en el cáncer»

El oncólogo destaca que la prevención y el diagnóstico precoz son las grandes herramientas contra la enfermedad

 

La genética, el ambiente y el azar. Estos son los factores que influyen para que una persona padezca cáncer. Así lo resumió ayer el doctor Rubén Cabanillas, director del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular del Centro Médico, durante su intervención en la Escuela de Salud de la entidad, que tiene su foro en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. En el acto intervino también Antonio Altadill, médico del Servicio de Medicina Interna del Hospital de Jove de Gijón.

«El cáncer es una enfermedad genética. En su desarrollo se hallan implicadas causas ambientales, factores hereditarios y el azar. La prevención y el diagnóstico precoz son nuestras principales herramientas contra esta enfermedad», señaló el doctor Cabanillas.

En cuanto a la prevención, citó a la Organización Mundial de la Salud, que considera que el 40 por ciento de las muertes por cáncer se podrían prevenir con medidas higiénico-dietéticas.

Evitar el tabaco, moderar el consumo de alcohol, luchar contra el sobrepeso, hacer ejercicio físico regularmente, huir de las exposiciones prolongadas al sol o mantener una dieta equilibrada rica en vegetales y productos frescos son algunas de las claves para la prevención.

«El diagnóstico de un tumor en sus fases iniciales permite proporcionar un tratamiento eficaz, lo que se traduce en una alta probabilidad de curación», precisó Cabanillas.

El doctor Altadill señaló que las células cancerígenas crecen sin control y destruyen todo lo que las rodea, y que hay que estar atentos a las diarreas y estreñimientos prolongados. «El dolor, la debilidad y las dificultades para respirar pueden ser otros síntomas», concluyó

Desarrollan un método con ARN para controlar la conducta celular

MADRID, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -


   Investigadores del Instituto de Tecnología de California en Pasadena (Estados Unidos) han creado dispositivos de control basados en el ARN que pueden utilizarse para reorganizar por vías sintéticas la conducta celular, haciendo a las células más sensibles a un fármaco que produce la muerte celular. Los resultados de su trabajo se publican en la revista 'Science'.

   El trabajo subraya la promesa del ARN como una plataforma para el desarrollo de sistemas sintéticos para controlar la expresión genética y el uso de tales técnicas para tratar la enfermedad y en particular la posibilidad de utilizar la terapia genética para conseguir que las células cancerosas o enfermas pasen por el programa de muerte celular.

   Los científicos, dirigidos por Stephanie Culler, utilizaron segmentos cortos de ARN para crear dispositivos de control programables que, cuando se activaban por la presencia de ciertas proteínas, reconducían los mecanismos de expresión genética y cambiaban la conducta de las células humanas.

   En el experimento, los investigadores vincularon la estimulación de un mecanismo de señalización clave con la expresión de un gen que aporta sensibilidad ante el fármaco ganciclovir, que induce la muerte celular programada. Su dispositivo de control de ARN recondujo el mecanismo y llevó a que las células detectaran un marcador asociado al cáncer y activaran la producción de una proteína que las sensibilizaba a un fármaco anticancerígeno.

   Los resultados muestran que este dispositivo de ARN puede utilizarse para redirigir mecanismos de señalización celular y guiar a las células a un destino concreto.

Genética

La genética es el campo de la biología que busca comprender la herencia biológica que se transmite de generación en generación. Genética proviene de la palabra γένος (gen) que en griego significa El estudio de la genética permite comprender qué es lo que exactamente ocurre en la reproducción de los seres vivos y cómo puede ser que, por ejemplo, entre seres humanos se transmitan características biológicas, físicas, de apariencia y hasta de personalidad.
 
El principal objeto de estudio de la genética son los genes, formados por segmentos de ADN, el ADN controla la estructura y funcionamiento de cada célula, con la capacidad de crear copias exactas de sí mismo.

Sin embargo, la ciencia moderna de la genética, que aspira a comprender el proceso de la herencia, sólo empezó con el trabajo de Gregor Mendel a mediados del siglo XIX. Aunque no conocía la base física de la herencia, Mendel observó que los organismos heredan caracteres de manera diferenciada. Estas unidades básicas de la herencia son actualmente denominadas genes.